“A media voz” la valentía de hacer lo que una quiere hacer

7 sep

[Entrevista a Patricia Pérez Fernández por Isa Díaz Marín]

Patricia es una apasionada del cine documental, que dice querer sentirse libre para contar aquellas cosas que le mueven, que le preocupan, aquellas que hagan de su cine una cuestión necesaria. Necesita un poco más de verdad y un poco menos de ficción. Pareciera que los caminos fáciles no son lo suyo. Suerte que en ese caminar cuenta con una hermana, Heidi, a quien ahora escribe por whatsapp, y mutuamente se rinden el camino un poco más ligero y mucho más enriquecedor.

He leído que una de las preguntas que más te hace y que más te cuesta contestar es de dónde nace esta idea. Yo creo que eso se explicita muy bien en la película. Pero me pregunto más por el título, y por el tono de la película. Pregunta con la que arrancáis, el tono tenía que ser éste ¿“a media voz", susurrando?

No,  el título nos llevó tiempo la verdad. Hubo un tiempo en que era "Mi vida sin ti", pero hay una película con un título similar. Después hubo otro momento en que fue "Una habitación compartida" parafraseando el libro de Virginia Woolf  "Una habitación propia" que también se descartó.
Después durante mucho tiempo fue "A media voz" pero cuando terminamos la película parecía que se había quedado antiguo. Porque sugería hablar bajito y no empoderarse finalmente. Pero ya llevábamos tanto tiempo llamándole así que no fuimos capaces de cambiarle el nombre. Además lo que nos empezó a gustar de "A media voz" era que había un juego con la idea de hablar desde lo íntimo, y con la idea de que es una voz compartida. La única pega es que al traducirlo a otros idiomas, en inglés por ejemplo, se llama "In a whisper" y se pierde ese juego del doble significado.
Patricia Perez en la puerta del cine Golem

Hay muchos calificativos sobre la película, todos acertados, pero tal vez he echado en falta que se diga que es una historia de Sororidad, de hermandad entre mujeres.

Sí, alguien lo ha dicho también, porque yo no conocía esta palabra y a raíz de la película la he empezado a escuchar y a encontrarla por todas partes. De hecho recibí un mail de un Festival que decía que lo que resaltaban de ella, era que hubiéramos decidido hablar de un tipo de relación muy subestimada como es la relación de amistad entre mujeres. Subestimada frente a las relaciones de pareja o las relaciones familiares. Y es que es verdad que las mujeres creamos un vínculo muy fuerte entre nosotras. Y creo que eso en la película está todo el tiempo flotando.

Una de nuestras motivaciones era hablar de nuestra amistad, pero eso prácticamente lo olvidamos en el principio del proceso. De hecho en los dosieres iniciales jamás usamos esa palabra, el tema es que nosotras éramos tan conscientes de que eso estaba que no lo resaltábamos. Pero realmente aparece en la película con mucha fuerza.

Comentáis en varias ocasiones, y también está presente en la película, ese autocuestionamiento, ese interrogaros sobre si tenéis derecho a llevar este proyecto adelante. Si interesará. ¿Cómo pasáis del cuestionamiento a este ejercicio catártico tan valiente? ya que no solo lleváis a término el proyecto sino que lo hacéis con un nivel de exposición altísimo. ¿Consideras que ha sido un proceso de empoderamiento la realización de "A media voz"?


Sí, sí, absoluto. En mi caso ha sido un proceso de empoderación sobre la creación. De sentirme contenta y libre con cada carta que le iba escribiendo a Heidi. De crear desde mí misma, y sin ningún paradigma; también ayudaba el hecho de estar creando desde mis propias imágenes y yo sola, sin tener que rendirle tiempo ni cuentas a nadie, me sentía muy libre en ese proceso. Eso fue la primera parte del empoderamiento.
Luego hubo una segunda parte, muy importante, que es cuando lo empiezas a mostrar a la gente y ves cómo lo que estás haciendo conecta, porque estás haciendo una película sobre ti, y no sabes realmente si eso funcionará.


Patricia Pérez en la sala del cine

Incluso cuando estás escribiendo el dossier, sobre todo en esa fase, tienes que esforzarte tanto para que te financien una película sobre ti, ¡si tú todavía no eres conocida  y quizá nunca lo seas!. ¿Cómo convences de que realmente hace falta hacer esa película?
Hay que estar empoderada ya, pero ahí, yo siento que aún era como una invención de ese empoderamiento – sonríe al recordarlo –
Ahora que ya está terminada me ha sorprendido cómo conecta en todos los países en que la ponemos, da igual si es Suecia o Cuba, siempre encuentro espectadores que realmente se emocionan con la película. No pensé que fuese una película que emocionara tanto. De verdad se te acercan personas de todas las edades, desde adolescentes a gente mayor, y eso sí ha sido ¡guau!, eso sí ha sido  empoderarnos.
Aunque estamos tan desacostumbradas a hacerlo que aún nos cuesta mucho trabajo estar seguras de que el cine que hacemos es necesario.
Durante la larga búsqueda de financiación, casi 6 años, ha habido que explicar y justificar tanto el proyecto. ¡Han habido tantas negativas...!
En ese aspecto también ha sido una suerte ser dos, porque cuando una estaba abajo la otra te levantaba.
Pero lo que sí nos ha sorprendido es que haya conseguido conectar tanto con la gente, no ya los premios, sino que consiga emocionar, que nos agradezcan haberla hecho. Eso me emociona y me hace entender que este cine es necesario, que la gente quiere que se le hable desde la sinceridad para desde ahí verse reflejado.

La universalidad de los temas es importante para empatizar, pero en las primeras negativas a la financiación, os decían que ¿esto no interesaba?


Bueno, muchas veces no te dan ni feedback... otras sí, y lo que nos decían era que no había una jerarquía en los temas, que hablábamos de muchas cosas pero que no se entendía bien sobre qué queríamos hablar... Por ejemplo, en Francia, y en Suiza el tema de la maternidad no lo consideraban tan interesante. Era más relevante la cuestión cubana, la caída del mito. Pero para nosotras lo realmente importante era la maternidad, el hecho de que las dos hubiésemos llegado a esta edad y que ninguna de las dos hubiera podido ser madre, así como tampoco la mayoría de nuestras amigas. Y muchas otras mujeres que nos hemos encontrado, y a las que les ocurre lo mismo, que les coincide el momento de sentirse medianamente realizadas con el mensaje del reloj biológico de ahora o nunca. Y deben sacrificar el momento porque quieren desarrollarse. A mí por ejemplo me lo preguntas ahora y te digo que ya no quiero ser madre.
Ahora lo que quiero es hacer otra película, pero si deseara todavía ser madre, si saliera embarazada, ¿cómo compaginaría ambas cosas?
Sentimos que es un tema del que no se hablaba. Cuando recibíamos estas negativas refieriéndose concretamente al tema de la maternidad, nos daba mucha rabia, nos preguntábamos ¿qué está pasando?, ¿por qué ellos no notan que es importante hablar de esto? Así que cuando finalmente recibimos la financiación no pudimos evitar hablar de la maternidad porque era lo que estaba habitando nuestro presente.

La jerarquización de los temas al final, qué es o no importante, desde el punto de vista de quien produce que como en la mayoría del sistema es aún un punto de vista bastante patriarcal, ¿no?

En este caso son cuatro productores, dos hombre y dos mujeres. Daniel Froiz, el productor español, sí se sensibilizó mucho con el tema de la maternidad porque entendía muy bien lo que significaba decidir tener un hijo fuera de tu país. Ahí, en ese texto en el que Heidi dice que "se le hace difícil imaginar que sus hijos crezcan lejos de los hijos de sus amigos" encontramos un vínculo con todo, la maternidad se integró con la emigración muy claramente. Pero todo eso también fue un proceso.

Actualmente tenéis montada una productora para trabajar colaborativamente con otros realizadores, este gusto por lo colectivo será...
será cubano ¿dices? – (risas) -
sí, será cultural, será... ¿qué le ves de positivo al trabajo en equipo?
En nuestro caso, tanto Heidi como yo vivimos ahora en Madrid y hemos coincidido con otros realizadores cubanos. En concreto somos cinco: Yimit Ramírez, Sergio Fernández Borrás, Carlos Quintela, Heidi y yo. Hemos decidido unirnos porque cuando asumes la película desde la producción sientes que tienes más control sobre todo lo que se decide en la realización, financiación, distribución, etc. Generar proyectos entre los cinco nos ayudará a acceder a diferentes subvenciones y poder cooperar. Siendo unas veces productores en los proyectos de los otros, o fotógrafos, o montadores y creo que será mucho más fácil trabajar para nosotros mismos.
Bueno, es un historia preciosa, con final feliz. ¿Cómo están ahora Patricia y Heidi, os seguís escribiendo?
Bueno ahora está el whatsapp, el wahatsapp acabó con el email. Y ahora  son muchos mensajes de audio que intento no borrar porque soy obsesiva de la conservación, aunque mi teléfono no para de avisarme de que ya está lleno. Pero sí, no borro la correspondencia de whatsapp con Heidi, el email quedó relegado a cuestiones de trabajo.
Pero ahora, como siempre, el primer mensaje que leo es el de Heidi y creo que también al revés. Porque es un hábito muy grande de compartirnos todo.

 

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  • autor Isa Díaz Marín

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