“Little Joe”, de la flor que nos da respuestas a la película que nos interroga

11 sep

[Entrevista a Vanina Vázquez Gentile por Isa Díaz Marín]

“Little Joe” es sobretodo una película que nos interroga. Sobre ¿quiénes somos? como individuos y como sociedad, y también sobre quiénes queremos ser. La mirada experta de Vanina Vázquez tanto en cine como en género, nos ayuda a desentrañar las muchas preguntas planteadas en esta película, y a poner atención a cada detalle, ya que como ella misma explica “ninguno es casual”.

Esta película que se aproxima al género de la Ciencia Ficción aunque saltándose intencionadamente algunos cánones del género, pretende fundamentalmente preguntar. Y lo hace sobre grandes temas como la búsqueda de la felicidad, la identidad, la maternidad, etc.

¿En tu opinión acierta Jessica Haussner en su elección de este género como vehículo de la historia?

Totalmente, ella misma dice que el género es un medio para confrontarnos como espectadoras y espectadores a una verdad distinta. La ciencia ficción siempre ofrece la posibilidad de reflexionar sobre los efectos del accionar humano desde un lugar inquietante, siniestro y novedoso.

Desde la historia de Little Joe nos evoca a Mary Shelley y su creación Frankenstein e interpela los límites de la ciencia. La película nos recuerda que nuestras creaciones pueden volverse monstruosas y atentar contra la propia humanidad.

Vanina sentada delante del micrófono en el coloquio

El tratamiento de la maternidad según la directora pretende ser un cuestionamiento sobre esa visión antigua de la maternidad, y que se rige por la idea de que el amor a los hijos está por encima de todo. Haussner ha dicho que la maternidad puede ser realmente “una película de terror”, pero que este tipo de cuestionamientos son aún un tabú fortísimo en su sociedad ¿Aplica esta idea también a la nuestra?

Totalmente. A día de hoy aunque parezca que hay diversidad en los vínculos madre-hijas/hijos, estamos en una época de una demanda de mucha homogeneidad. Podemos abordar la pregunta por la maternidad en historias como Little Joe pero es muy poco frecuente ver este cuestionamiento en lo cotidiano.

Teniendo en cuenta que no existen esencias propias de mujeres y hombres, ni tampoco es posible una complementariedad similar a otras especies en las relaciones aún más primarias, la pregunta es cómo se nos presenta hoy día la maternidad.

Existe en la actualidad una demanda muy fuerte hacia un estilo de maternidad que por momentos se acerca a cierta idealización de una supuesta naturalidad o al encaje de los vínculos dando poco espacio a la diferencia.

El hecho biológico de la reproducción se sitúa sobre el cuerpo de las mujeres, pero el proceso de criar no es puramente biológico y requiere de más dimensiones.

Existe un ideal sobre la maternidad que condiciona el devenir de las mujeres al enfrentarla. En el trabajo de deconstrucción que como feministas podemos realizar al respecto cabe, entre muchas otras, esta pregunta: ¿qué lugar ocupa esta criatura para cada una? Porque cada una tendrá su propia respuesta y no hay mujer igual a otra. No hay “la mujer”, hay una mujer y su subjetividad. Cuestión que en el personaje de Alice queda planteada.

Alice en el laboratorio

Foto de la web de la película “Little Joe”

La búsqueda de la felicidad, o más bien, la felicidad como un mandato social es otro de los cuestionamientos ¿No resulta contraproducente para ser feliz soportar semejante presión?

La felicidad no sólo como mandato sino como valor de nuestra sociedad capitalista. La idea de felicidad y bienestar que promete la invención de Alice no deja lugar posible a lo humano. Nos presenta personajes anestesiados, que no contemplan el malestar y nos interroga acerca de qué somos sin esa cuota de complejidad que porta la incomodidad de ser.

Esta felicidad no permite, no deja lugar al deseo. Deseo que surge en la relación con otro, con otra y dónde se juega un desencuentro. El deseo tiene efectos de apertura que genera por ejemplo un diálogo a partir de la película.

Hausner dice que la felicidad es una religión en la sociedad contemporánea. Cuando reflejamos nuestra vida en fotos que compartimos con las personas que nos rodean es interesante analizar qué mostramos y dónde nos situamos. ¿Qué lugar deja en este momento nuestra sociedad a la angustia? ¿Será que acaso se demonizan aquellos afectos que nos permiten pensar o tener una mirada crítica sobre la realidad?

La película nos habla de una felicidad diseñada en el contexto neoliberal cuyo precio somos nosotras mismas. Es la propia humanidad, es lo particular, cuyo efecto es que en el momento en que la alcanzo desaparezco. La película nos plantea una humanidad que renuncia al amor.

Otro temazo es el de la utilización de los psicofármacos, ¿qué opinas de estas “píldoras de la felicidad”? y ¿qué sesgo de género encuentras en datos tales como que las mujeres consumimos entre 2 y 3 veces más antidepresivos que los hombres?

La medicalización en nuestra sociedad es algo preocupante. A ésta tenemos que sumarle una serie de palabras muy presentes en el discurso actual como manejo, adaptación o gestión, para señalar un modo de entender nuestra vida anímica.

Cuando pensamos en el impacto que las mujeres tienen en este aspecto pienso en el personaje de Bella. Una mujer mayor, con experiencia, que advierte a Alice sobre lo que está sucediendo. Ella encarna una otredad desde ese lugar de margen desde el que puede dar cuenta del no todo, no todo posible para la ciencia. Desde ese lugar el saber que se propone no detenta un lugar idealizado, tenemos límites en la carrera del conocimiento. Entonces se la tilda de enferma mental y eso tiene consecuencias para ellas. Me pregunto cuántas veces quedan acalladas las voces de las mujeres tras estos abordajes de los malestares contemporáneos cuya única respuesta es respirar y tomar benzodiacepinas.

Cuántas veces sus síntomas y sus cuerpos son los lugares de la resistencia a la ocupación que se quiere hacer desde un discurso hegemónico que tiende a homogenizarnos dando escaso lugar a la disidencia y a la particularidad subjetiva.

Pero aún en este contexto podemos dar cuenta de esa vieja pregunta: qué tenemos que ver con lo que nos sucede. Y decidir sobre esto como lo hace Bella, que no renuncia al amor por lo que quiere.

La realidad ficcionada es otro término que Jessica Hausner emplea al hablar de su cine, lo que lo aproxima a la propia realidad. Pone como ejemplo su vivencia de la crisis del COVID ya que no la ha sentido en su día a día más allá de lo que veía por la pequeña pantalla. ¿Crees que socialmente somos tan conscientes de este hecho?

Como se dice en la película creo que encontramos lo que queremos buscar. Es verdad que son tiempos difíciles para aquellas personas que creyeron en una posibilidad de estabilidad o control de la vida. Este virus nos ha demostrado lo frágiles que somos en muchos aspectos.

¿Aporta esta perspectiva sobre los grandes temas que Hausner plantea en Little Joe algo novedoso frente a las películas con respuestas? ¿Podríamos digerirla sin esa carga de humor?

Ella señala que las respuestas sencillas ya no nos sirven. El humor señala aquello que a veces no puede ser nombrado de otra manera. Si pensamos en sistemas muy totalitarios vemos esa ausencia de humor muy claramente y la persecución sobre quienes los ejercen. También el humor es un campo difícil para las mujeres, no es fácil que sean reconocidas en ese ámbito. Creo que el humor nos muestra lo absurdo del sentido, lo que el sentido no llega a alcanzar y en esa imposibilidad está presente el rasgo más humano que tenemos.

 

  • categorías Cine
  • autor Isa Díaz Marín

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